Los colombianos acudirán este domingo a votar con dos ideas en la cabeza. La primera, dibujar al próximo Congreso de la República. La segunda, definir a los candidatos presidenciales de las tres grandes coaliciones. El líder de izquierda, Gustavo Petro, es el único al que tanto ciudadanos como encuestas dan como ganador seguro. No tiene rival. En cambio, en el centro y la derecha, el resultado es una incógnita. La cita marcará la salida de la carrera presidencial, cuya primera vuelta se celebrará el 29 de mayo, y dará forma a la Cámara que acompañará al Gobierno los próximos cuatro años.

Colombia llega a las urnas después de dos años marcados por la pandemia de coronavirus y las protestas sociales, que de forma intermitente han mostrado en las calles su hartazgo ante las desigualdades y una clase política a la que consideran alejada de la mayoría de los ciudadanos. El actual presidente, Iván Duque, se acerca al final de su mandato con unos índices de aprobación bajo mínimos. Su partido, el Centro Democrático, que encabeza el expresidente Álvaro Uribe, se enfrenta a las urnas en su momento más crítico, después de dos décadas en el poder.

Todo indica que ha llegado la hora de Petro. Algunos analistas pronostican que incluso podría vencer en primera vuelta. Para eso necesita más de la mitad de los votos. Sería el primer candidato identificado claramente con la izquierda que gobierna en la historia moderna de Colombia. Sin duda, se trata del más popular de todos los contendientes. A la vez, es el político que más rechazo genera, de ahí que una segunda vuelta podría ser perjudicial para sus intereses. Un todos contra Petro, como pasó hace cuatro años, puede volver a repetirse.

Sus principales rivales en el centro y la derecha se conocerán este domingo. En el centro aparece como favorito Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín, el tercero más votado en las presidenciales de hace cuatro años. Su victoria puede ser criptonita para Petro. Fajardo, moderado, “tibio” según sus críticos, puede recoger los votos del centro y los conservadores en una segunda vuelta, pese a que él mismo se declara progresista. Juan Manuel Galán también tiene opciones en la contienda del centro, según los sondeos. Es el hijo del candidato asesinado en 1989, Luis Carlos Galán, considerado tras su muerte como la gran oportunidad perdida de Colombia en medio de sus años más convulsos y violentos. El exrector de la Universidad de Los Andes Alejandro Gaviria, un académico sólido que ha generado bastante entusiasmo en Bogotá y determinadas élites culturales del país, podría ser la alternativa, aunque su capacidad de tiro más allá de la capital está aún por ver.

La derecha ha sufrido un desgaste importante después de décadas en el poder. El uribismo ha ido a la baja, sobre todo después de la presidencia de Duque. Tanto es así que los candidatos de la derecha se han guardado mucho de identificarse directamente con Uribe. En el pasado era una carta exitosa, ahora más bien un lastre. Esa coalición la disputan dos exalcaldes, Federico Gutiérrez, conocido como Fico, y Álex Char, y el candidato del Partido Conservador, David Barguil, que con el apoyo de uno de los grandes partidos tradicionales ha ido creciendo en las encuestas en las últimas semanas.

Fico fue regidor de Medellín, acabó su gobierno con buena aprobación y cuenta con el visto bueno del empresariado. También cosechará votos de parte del uribismo, que públicamente se han decantado a su favor en lugar de apoyar a su candidato oficial Óscar Iván Zuluaga, que no participa en las consultas de la coalición de la derecha. Char pertenece a un clan empresarial y político de Barranquilla con un enorme poder en esa ciudad del Atlántico. Los escándalos de corrupción les han cercado y una excongresista los involucra en una compra masiva de votos en unas elecciones anteriores. Aun así, Char ha obtenido buenos datos en las encuestas. No da entrevistas ni acude a debates. Toda su comunicación la realiza a través de redes sociales, sobre todo Tik Tok. Es el personaje más misterioso de todos los presidenciales.

Todas las miradas están centradas ahora en las primarias de las coaliciones, que es la primera vez que se celebran de esta forma, pero el resultado del Congreso será clave para el futuro del país los próximos años. Su distribución, a través del Senado y la Cámara de Representantes, puede actuar como un aliado clave o un contrapeso incómodo del Ejecutivo. El resultado puede dar lugar a un Congreso extremadamente atomizado. Al calor del descrédito de los grandes partidos tradicionales, han nacido nuevas formaciones, como la lista de mujeres Estamos Listas —o se han recuperado siglas viejas —como el Nuevo Liberalismo de Galán u Oxígeno Verde de la política secuestrada por las FARC Ingrid Betancourt. Con tantos nombres, siglas y alianzas que pueden surgir hasta el día de la elección principal, Colombia enfrenta un futuro político incierto. Este domingo se da el primer paso para despejarlo.