Internacional Politica

Portugal investiga la nacionalidad que concedió a Roman Abramóvich hace un año

La policía judicial detiene al rabino de la Comunidad Israelita de Oporto que avaló y tramitó la ciudadanía lusa para el oligarca

El multimillonario ruso Roman Abramóvich es también, entre otras muchas cosas, portugués. En abril de 2021, el Gobierno luso le concedió la nacionalidad en virtud de unas raíces sefardíes que nunca fueron bien esclarecidas. En aquel momento, cuando la invasión de Ucrania parecía un argumento distópico, pesaba más el dinero que la transparencia. El procedimiento para otorgar la ciudadanía portuguesa al oligarca ruso duró apenas seis meses y estuvo avalado y gestionado por la Comunidad Israelita de Oporto, cuyo rabino, Daniel Litvak, fue detenido por la policía judicial este jueves, mientras se preparaba para volar a Israel, según el diario Público, que hace unos meses destapó anomalías en la actividad de esta comunidad para lucrarse con la tramitación de ciudadanías lusas. Litvak quedó en libertad este sábado tras prestar declaración aunque con medidas de restricción de movimientos.

La Policía Judicial confirmó a última hora del viernes en un comunicado la operación que dirige la Unidad Nacional de Combate a la Corrupción, que también incluyó registros en domicilios y despachos de abogados. La Fiscalía General del Estado emprendió una investigación en enero para aclarar posibles irregularidades en la tramitación de expedientes para facilitar la nacionalización con el argumento de los antecedentes históricos de judíos ibéricos en los que se podrían haber cometido tráfico de influencias, corrupción activa, falsificación de documento, blanqueamiento de capitales, fraude fiscal y asociación criminal.

La Ley de la Nacionalidad permite desde 2015 nacionalizar como portugueses a los descendientes de la antigua comunidad judía que residió en el país hasta su expulsión por orden del rey Manuel I en 1496, cuatro años después de que los Reyes Católicos los echasen de los territorios de las coronas de Aragón y Castilla. El Gobierno luso atribuyó en exclusiva a las Comunidades Israelitas de Lisboa y Oporto la potestad para certificar los antecedentes sefardíes de los solicitantes. Desde entonces se han tramitado 86.500 peticiones, de las cuales el Ministerio de Justicia ha concedido más de 32.000. El 90% de las solicitudes se han presentado en la organización judía de Oporto, entre ellas la del oligarca Roman Abramóvich. Aunque su nacionalidad se concedió hace un año, no se conoció este hecho hasta mediados de diciembre, gracias a una noticia de Público. Solo por la tramitación de estos expedientes, la comunidad hebrea de Oporto ha ingresado más de 19 millones de euros.

El multimillonario ruso, que también tiene las nacionalidades israelí y lituana, fue uno de los principales contribuyentes del Museo del Holocausto de Oporto, que se abrió al público en abril de 2021, apenas un mes antes de que Abramóvich visitase la ciudad para acudir a la final de la UEFA en el estadio del Dragón, que disputaron a finales de mayo el Manchester City y el Chelsea, club que pertenece al oligarca. Uno de los comisarios del Museo del Holocausto es Hugo Miguel Vaz, que se encargó de introducir en la Wikipedia información sobre los antecedentes judíos de Abramóvich al tiempo que se tramitaba ante la administración lusa su expediente. Según el diario Público, editó en 18 ocasiones el perfil del multimillonario en sus versiones inglesa y portuguesa para hacer constar datos sobre sus abuelos judíos.

La modificación de la Ley de la Nacionalidad, que incorporó en 2013 la propuesta para descendientes de sefardíes ibéricos, fue propuesta por la diputada socialista Maria de Belém Roseira, tía del abogado Francisco de Almeida Garret, una de las principales figuras de la Comunidad Israelita de Oporto, que ahora está bajo sospecha. En un artículo reciente, Roseira defendió que “se combata el fraude” y “se defienda” la ley “que constituye una reparación histórica de crímenes y acciones ignominiosas”.

Esta semana, el Gobierno de Reino Unido ha impuesto restricciones al dueño del club de fútbol Chelsea y ha congelado sus activos. Este sábado, la liga inglesa, la Premier, ha descalificado al oligarca ruso al frente del club, lo que facilita la venta de la entidad como estaba previsto.

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