Politica

5 preguntas para entender qué pasa en México tras la despenalización del aborto en todo el país

México ocupó titulares de medios de todo el mundo este miércoles cuando se conoció que el aborto quedaba despenalizado en todo el país.

No es que hasta ese día, ni mucho menos, estuviera prohibido en toda la República y en todos los casos. Pero esta resolución de la Suprema Corte de Justicia supuso sin duda un espaldarazo definitivo a nivel federal para quienes lucharon durante años por poder elegir interrumpir su embarazo de manera voluntaria o no.

El poder judicial concluyó que es “inconstitucional” el sistema jurídico que castiga el aborto en el Código Penal federal al violar derechos humanos, por lo que ninguna mujer ni persona con capacidad de gestar en México podrá ser juzgada ni condenada por hacerlo.

La resolución va más allá y garantiza el poder abortar en cualquier centro público de salud, a cuyo personal médico también protege al quedar libre de castigo por practicar dicho aborto.

Sin embargo, y entre la celebración de miles de personas tras darse a conocer la decisión judicial, surgieron muchas dudas.

¿Cuándo entra en vigor? En la práctica, ¿se garantiza desde ahora un aborto voluntario y sin castigo en México, o puede haber casos donde se siga rechazando? ¿Hasta cuándo está permitido?

BBC Mundo conversó para resolver estas dudas con Verónica Esparza, abogada del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), responsable junto a otras organizaciones locales del amparo judicial tras el que la Suprema Corte se pronunció esta semana.

1. ¿Cuál era la situación hasta ahora?

Desde que el aborto fuera despenalizado en Ciudad de México en 2007, otros 11 estados (de un total de 32 entidades en el país) se habían sumado a modificar sus legislaciones al respecto.

En la gran mayoría, el aborto voluntario es permitido durante las 12 primeras semanas de gestación. En Jalisco se puede realizar hasta la número 13. En Guerrero no existe límite de tiempo para la mujer o persona gestante, pero la sanción si lo realiza tras la semana 12 recae sobre el personal sanitario que lo practique.

Pero sin duda, el gran parteaguas de este proceso de “marea verde” para México fue cuando la Suprema Corte declaró inconstitucional en 2021 criminalizar el aborto de manera absoluta en Coahuila.

Aunque la sentencia afectaba de manera directa a este estado norteño -donde ya no se podría denunciar, investigar ni condenar a nadie por abortar-, también tenía efectos para el resto de México, donde ningún juez podría dictar sentencia desde entonces por el delito de aborto cuando fuera realizado de manera voluntaria y “en un período breve al inicio del embarazo”.

De este modo, aunque podía seguir iniciándose una carpeta de investigación en caso de denuncia por aborto en aquellos estados donde no está despenalizado, el juez debía archivarla cuando llegaba a sus manos dado que la Suprema Corte ya había sentado precedente en Coahuila.

En otros escenarios como cuando se trata de una violación, el aborto es legal en todo México. En casos como riesgo para salud de la persona gestante o si el feto presenta malformaciones congénitas graves, es permitido en la mayoría de estados aunque otros imponen limitaciones.

2. ¿Qué resolvió la Suprema Corte esta semana?

Así, aunque algunos efectos ya se dieran en la práctica, la Suprema Corte se pronunció oficialmente este miércoles a nivel federal al despenalizar el aborto en todo el país.

Tras su resolución, ninguna mujer o persona gestante podrá ser castigada por abortar. Tampoco el personal de salud que lo realice. Además, obliga a todas las instituciones de salud federales a brindar este servicio.

Los efectos de la sentencia son aplicados desde el mismo momento en que fue emitida.

Además, la Suprema Corte ordena al Congreso mexicano que derogue las normas contenidas en el Código Penal federal que criminalizan el aborto voluntario antes de que finalice el período de sesiones ordinario en que se le notifique esta sentencia. El actual período termina el 15 de diciembre.

3. ¿Entonces se garantiza siempre un aborto voluntario desde ahora? ¿En qué casos podría no ser así?

Esta es la pregunta más importante y de más difícil respuesta. El hecho de que el aborto siga tipificado en el Código Penal de tantos estados (y, hasta que se cumpla la última resolución, también en el federal) da lugar a que puedan seguirse aceptando denuncias que, según Esparza, no disminuyeron notablemente en los años recientes.

“Esa denuncia inicia un proceso penal y una carpeta de investigación que, al llegar con el juez, ya sabemos que será archivada. Pero eso no tendría ni que ocurrir. El hecho de que no se vaya a llegar a un juicio no quita que haya implicaciones y cargas emocionales para las víctimas”, recuerda.

Esta incongruencia seguirá existiendo mientras el aborto aparezca como delito en dichos códigos y no se regule de manera específica su despenalización y los criterios para su aplicación, como por ejemplo, el número de semanas de gestación en el que será permitido en cada entidad. No hay fecha estimada sobre cuándo ocurrirá esto en cada caso.

“La despenalización se tiene que hacer forzosamente, pero ya es competencia de cada estado y tendrá que pasar por cada proceso. Así que la resolución federal de la Suprema Corte es un logro importante, pero todavía falta por lograr nuestro objetivo”, reconoce Esparza.

Otro de los obstáculos más habituales que solían encontrarse quienes deseaban acceder a un aborto en un centro sanitario público -al que acude en torno al 70% de la población- era que el personal se negara al argumentar que estaba contemplado como delito en el Código Penal federal. Esto dejará de ser así tras la resolución de la Suprema Corte.

Lo que sí sigue garantizando el poder judicial es el derecho del personal de Salud a no practicar el aborto cuando aleguen objeción de conciencia. Sin embargo, para evitar situaciones en las que un centro médico al completo pudiera negarse, rechaza la opción de una “objeción institucional”.

“La corte ha señalado que aunque se puede objetar, los hospitales públicos tienen que garantizar que siempre exista personal disponible y capacitado para realizar este procedimiento. Y agrega que, cuando se trata de un servicio de salud de urgencia, no se podrá objetar de conciencia”, aclara la abogada de GIRE.

4. ¿Qué ocurre con las mujeres detenidas por crímenes relacionados con el aborto?

La resolución de esta semana de la Suprema Corte también implica que las mujeres o personas gestantes procesadas o sentenciadas por abortar deberán ser absueltas en todo el país, algo que también quedó aprobado a partir de la sentencia de Coahuila de 2021.

Antes de aquella resolución, asociaciones feministas como Las Libres habían identificado más de 200 mujeres detenidas en México por crímenes relacionados con el aborto y exigieron su puesta en libertad tras la resolución sobre aquel estado.

En la actualidad, sin embargo, GIRE asegura no tener localizado ningún caso. “Pero la criminalización no pasa solo por tener a mujeres en las cárceles. Pasa desde el impacto que tiene en las personas el acusarles de un delito y lo que supone para ellas el pasar por un proceso penal”, reitera Esparza.

5. ¿Cuáles son los próximos pasos?

El próximo objetivo prioritario de GIRE es conseguir que el aborto desaparezca de todo código penal estatal en México para evitar que se pueda dar inicio siquiera a procesos penales contra quienes deciden interrumpir su embarazo.

Por ello, ya presentaron junto a colectivos locales amparos judiciales sobre las legislaciones de los 20 estados donde continúa presente.

“No es lo mismo ver estos procedimientos como lo que son, un servicio de salud, a seguirlo viendo reflejado en códigos penales. Por eso seguiremos trabajando para sacarlo de los códigos y que el aborto se regule y se vea como un servicio de salud al que se tiene derecho”, concluye Esparza.

DEJAR UNA RESPUESTA

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cultural

Los ataques de la Alemania nazi que llevaron a México a entrar en la Segunda Guerra Mundial hace 80 años (y el momento transformador que generó para el país)Pero el suceso a la postre también representaría un parteaguas de una época transformadora para la sociedad y economía mexicana. “Si algo cambió la cara de México en el siglo XX, fue la entrada a la Segunda Guerra Mundial”, le dice a BBC Mundo el historiador César Valdez, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Y es que el hundimiento del Potrero del Llano -y otro buque más, el Faja de Oro, siete días después- llevaron al México de la preguerra, con un desarrollo lento, a industrializarse y sentar las bases de lo que hoy es un vigoroso intercambio económico con Estados Unidos. Una potencia con la que comparte frontera y que hasta ese entonces despertaba un gran sentimiento de antagonismo entre los mexicanos de la época. Los hundimientos México, al igual que muchos países de América Latina, se habían mantenido al margen de la Segunda Guerra Mundial desde que estalló el conflicto en septiembre de 1939. La postura entre los países de América Latina era de no intervención, aunque muchos gobiernos -entre ellos el mexicano- sí condenaron las invasiones de la Alemania nazi.La Alemania nazi de Adolf Hitler no mostró un plan claro para incluir a México en su bando, pero hubo algunos intentos de inteligencia. Pero el ataque de Japón a la base estadounidense de Pearl Harbor, en diciembre de 1941, cambió las cosas. Estados Unidos entró en la guerra y los países del continente comenzaron a enfrentar presiones para definirse. México, siendo el país a las puertas del territorio estadounidense, estaba en una posición compleja. “Estados Unidos hace un montón de informes de inteligencia y se los manda a México. Había nombres de empresarios, de políticos, de descendientes de alemanes”, señala Valdez. En esas circunstancias se dio el hundimiento de los buques petroleros mexicanos por parte de submarinos alemanes que ya tenían presencia en aguas cercanas a los países de América. El Faja de Oro sufrió una suerte similar al Potrero del Llano: el 20 de mayo, un submarino alemán U-106 hundió al barco en el estrecho de Florida y murieron 9 de los 37 tripulantes. “El hundimiento de los barcos mexicanos no es un caso aislado”, le explica a BBC Mundo el historiador Veremundo Carrillo-Reveles, del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM). “Hay toda una estrategia por parte del ejército alemán por tratar de cortar todos los suministros que se están enviando, de petróleo y de otros productos básicos, hacia Inglaterra”, añade.Barcos de Argentina, Brasil, Cuba, Colombia y Venezuela también fueron hundidos en el Atlántico. La declaración de guerra Ante la nula respuesta alemana a la exigencia de compensación por parte de México, el gobierno de Manuel Ávila Camacho pidió al Congreso una declaración de guerra. “Se declara que, a partir del día 22 de mayo de 1942, existe un estado de guerra entre los Estados Unidos Mexicanos y Alemania, Italia y Japón”, establecía el documento. “El 13 de mayo el ataque vino. No decidido y franco, sino desleal, embozado y cobarde, asestado entre las tinieblas y con la confianza absoluta en la impunidad. Una semana más tarde se repitió el atentado frente a esta reiterada agresión, que vulnera todas las normas del derecho de gentes y que implica un ultraje sangriento para nuestra patria”, le dijo el presidente Ávila Camacho a la nación.En los hechos, el país no esperaba ni tenía capacidad de enviar una fuerza militar al frentede batalla en Europa, Asia o los océanos, pues el ejército mexicano en realidad era muy limitado. Había unos 50.000 efectivos que no conformaban brigadas ni divisiones, y la aviación contaba con solo 25 aviones, por lo que no había posibilidades de abrir una ofensiva. La defensa del país era igual de limitada. “El país no tenía fuerza antiaérea para repeler cualquier ataque del Pacífico”, señala Valdez, pues la principal preocupación del momento era la llegada de Japón a las costas mexicanas. Si bien para EE.UU. era bueno contar con México entre los aliados, la endeble posición militar del país se convirtió en una situación de cuidado.La declaracón de estado de guerra de México se conserva en el Archivo General de la Nación de México. “Para Estados Unidos esto es terrible, porque desconfían plenamente del gobierno mexicano y de su ejército. Entonces lo primero que comienzan a hacer es a sugerirle a México que transforme determinados rasgos de sus fuerzas armadas”, explica Valdez. A través de la Ley de Préstamos y Arrendamientos, EE.UU. empezó a ofrecer recursos económicos, provisiones militares y asistencia técnica para reforzar la posición de México. “México modifica totalmente su sistema de defensa, creando tres comandos: Pacífico, Golfo e Istmo. Teníamos cubierta la posible invasión japonesa por el Pacífico, resguardando el petróleo en el golfo de México, y el Istmo por la posible entrada por Centroamérica”, explica Valdez. Una lanzadera de desarrollo Además del mejoramiento militar, México vivió a partir de la entrada en la guerra un momento único de desarrollo económico que transformaría la realidad del país en poco tiempo. Y es que el país entró en una época de industrialización que en los esfuerzos de guerra era muy necesaria para proveer a Estados Unidos y los aliados de recursos. “Fue un momento crucial para la historia del siglo XX mexicano, porque se acelera tu industrialización por las necesidades de la guerra”, explica Carrillo-Reveles.El presidente Manuel Ávila Camacho encontró una punto de apoyo importante para negociar con EE.UU. al ser México un país estratégico en la región. “Entran muchísimas divisas que ayudan a que el país tenga un despegue”, añade. Además, comenzó el programa “Braceros” que permitió a decenas de miles de mexicanos trabajar legalmente en Estados Unidos, lo que dio pie a la primera gran migración a ese país. “Se van a trabajar no solo en los campos agrícolas, sino también en los ferrocarriles, en la industria”. Estados Unidos no podía permitirse que el país vecino cayera en el bando contrario, por lo que le dedicó buena parte de su atención. “Probablemente hubo cierta dosis de presión norteamericana para entrar [en la guerra]. Pero lo que no deja de llamar la atención es cómo estos políticos mexicanos aprovechan ese contexto para lanzar económicamente a México, que va a irse consolidando en los siguientes años”, señala Valdez. En los siguientes 20 años, México vivió un crecimiento económico notable que llegó a llamarse el “milagro mexicano”.Estados Unidos dio la bienvenida a miles de trabajadores mexicanos durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de la guerra, “a México lo siguen viendo en el contexto internacional como un país de sombreros y pistolas”, dice Valdez. La vieja enemistad Más allá de los acuerdos políticos, entrar en la guerra no era algo popular para el pueblo mexicano. Una encuesta, de las primeras que hubo en el país, explica Carrillo-Reveles, mostraba que cerca del 70% de los mexicanos no apoyaba el que México participara en la Segunda Guerra Mundial. Y acompañar a Estados Unidos en un esfuerzo bélico era igual de impopular. En la década de 1930 se cumplió un siglo de la anexión de Texas por parte de EE.UU. y estaba por llegar el centenario de la guerra con Estados Unidos en la que México perdió la mitad de su territorio (1848). “Había un sentimiento histórico antiestadounidense muy fuerte, y también antibritánico, porque hay que recordar que después de la expropiación petrolera de 1938, Inglaterra rompe relaciones con México”, señala Carrillo-Reveles.Además, el gobierno mexicano enfrentaba inestabilidad política, tanto por los grupos opositores de los sectores de la izquierda, incluidos los comunistas, como de los derechistas, con grupos alineados a la ideología fascista. La guerra, sin embargo, fue aprovechada por el gobierno para cerrar flancos: “Surge la oportunidad de transformar el discurso de enfrentamiento político que provoca el cardenismo [del gobierno de Lázaro Cárdenas, 1934-1940] en una política de unidad nacional para los mexicanos”, indica Carrillo-Reveles. Y hubo una muy intensa campaña de propaganda gubernamental -apoyada desde EE.UU., advierte Valdez- para convencer a los mexicanos de las razones de estar con los aliados. “No hay secretaría de Estado mexicana que no haya impreso un cartel donde la bandera mexicana y la norteamericana aparezcan juntas. Pero no necesariamente creo que se haya diluido ese sentimiento en contra de Estados Unidos”, explica el historiador. El Escuadrón 201 en batalla Pese a las limitadas posibilidades de México, el gobierno envió un contingente fuera de su territorio: el Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Mexicana. Acompañó a la 5ª Fuerza Aérea de EE.UU. en su campaña contra el imperio japonés en Filipinas.El expresidente Lázaro Cárdenas, una figura fuerte del nacionalismo, sirvió para que el gobierno tuviera respaldo popular a la guerra. A pesar de la desconfianza de la contraparte estadounidense, los pilotos mexicanos ejecutaron ataques en picada peligrosos en julio de 1945 en los alrededores de Manila. Su participación se dio a solo unas semanas de que se produjeran los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki que pusieron fin al conflicto en Asia. “Fue una contribución mexicana en la medida de sus posibilidades”, explica Valdez. “Ellos entraron en acción de guerra, iban a combatir a los japoneses, tuvieron entusiasmo, tuvieron miedo, Estuvieron en guerra porque México estaba en guerra”, dice el historiador ante la concepción que se creó años después de que la participación mexicana fue simbólica. Aquellos pilotos mexicanos no tenían idea de que estaba por terminar la guerra del Pacífico con una operación altamente secreta para lanzar bombas atómicas.México participó en la campaña que encabezaba Estados Unidos en el Pacífico, en países como Filipinas. Pero más allá de lo que hizo el Escuadrón 201, Carrillo-Reveles destaca cómo México tuvo una contribución importante en la victoria de los aliados a través de todo el apoyo de fuerza laboral e industrial a Estados Unidos. “Contribuyen de manera muy importante a que la economía de Estados Unidos no pare y que pueda mantener incluso a flote a una Europa que está colapsada completamente”, señala. Por mucho tiempo circularon versiones sin sustento, señalan los historiadores, de que Estados Unidos fue el que hundió al Potrero del Llano y el Faja de Oro. “Hoy no hay absolutamente ninguna evidencia de que haya sido Estados Unidos”, apunta Valdez. En cambio, el tiempo mostraría que la guerra fue un momento transformador para México: “Y si se piensa, todo esto es producido por el hundimiento de un barco”.