El secreto empresarial por el que sobrevive el cartel de Sinaloa a pesar del juicio que perdió "El Chapo" en EE.UU
Su sistema de abastecimiento es eficiente ya que produce o importa directamente la mercancía que envía, sin problemas, a todos sus centros de distribución en México y algunas decenas de países.
No tiene cartera vencida pues las cuentas se saldan casi de inmediato. Y cuando la tendencia del mercado empieza a cambiar, la empresa suele innovar para adaptarse a los nuevos escenarios.
¿Es una corporación financiera? ¿Un banco multinacional? No.
Se trata del cartel de Sinaloa, una de las organizaciones de narcotráfico más poderosas del mundo, según autoridades de Estados Unidos.
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El grupo tiene presencia en al menos 12 de los 32 estados de México, y de acuerdo al gobierno estadounidense se han detectado representantes de la organización en 50 países.
La agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, dice que el grupo es el mayor proveedor de heroína, marihuana, cocaína, fentanilo y otras drogas sintéticas al mercado de ese país.
El funcionamiento de la organización delictiva es muy parecido al de cualquier empresa, le dice a BBC Mundo José Reveles, autor de varios libros sobre narcotráfico como “El Chapo: entrega y traición”.
“Si le quitas el nombre de la organización y te fijas sólo en su estructura y estrategia pensarías que es una corporación internacional”, asegura.
Visión de negocios
Tal estrategia es una de las claves que explican el crecimiento del cartel, a pesar de la captura de algunos de sus fundadores como es el caso de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
El capo fue encontrado culpable de diez cargos de narcotráfico en la corte de Nueva York, EE.UU., y ahora enfrenta una sentencia de cadena perpetua.
La organización superó casi sin problemas la captura de Guzmán Loera e incluso, según autoridades estadounidenses, mantiene sin cambios sus operaciones de narcotráfico.
Una de las razones, explican especialistas, es que en materia comercial, el cartel opera más con un sentido de empresa y de negocios que como un grupo dedicado a actividades criminales.
“Tienen responsables para cada una de las fases de la operación”, le explica a BBC Mundo Alberto Islas, director de la consultora en seguridad Risk-Evaluation.
Así, en la estructura de la organización hay quienes se encargan de las cosechas propias de marihuana y goma de amapola.
A diferencia de otros carteles, el grupo de Sinaloa “controla la tierra, no compra cosechas. Los campesinos dependen de ellos”, dice Islas.
Esto le ha permitido al cartel garantizar el abasto de estas drogas sin depender de factores externos, como una disputa con otras organizaciones.
Ser autosuficientes ofrece la ventaja de contar siempre con recursos para mantener la operación del grupo, incluso en períodos difíciles.
Apoyo estadounidense
Otra parte de la estructura de la organización es la responsable de almacenar la mercancía en territorio mexicano para después enviar los cargamentos a la frontera con Estados Unidos.
Aquí intervienen otras personas quienes se encargan de cruzar las drogas y entregarlas a los grupos aliados que las envían a los distintos mercados, como las ciudades de Los Ángeles, Chicago o Atlanta, por ejemplo.
Muchos de quienes participan en este proceso son ciudadanos estadounidenses, incluso madres de familia o jóvenes universitarios, afirman los especialistas.
De forma paralela también operan los responsables de cada ciudad o región, quienes mantienen comunicación con los jefes del cartel y son además responsables de enviar las ganancias por venta de drogas.
En este nivel existen dos tipos más de personajes, explica Islas: uno son expertos en finanzas, que se encargan de administrar las ganancias del grupo.
“Es una parte chiquita, aislada, son gente muy profesional que hace estrategia de cómo recopilar el dinero, entregarlo físicamente, lavar las ganancias y reinvertir el capital en la producción y la estructura del cartel”, señala Islas.
El otro tipo es un grupo dedicado a las operaciones logísticas como buscar nuevas rutas y métodos de tráfico, así como mantener el abastecimiento de materias primas para drogas sintéticas o cargamentos de cocaína.
Estas personas son quienes, generalmente, mantienen el contacto con carteles de países como Bolivia, Perú o Colombia.
Gerentes
Este modelo de negocios del cartel de Sinaloa funciona para sus operaciones en México y en otros países.
José Reveles cuenta una operación encubierta realizada hace algunos años por el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés).
Dos agentes se hicieron pasar por compradores de cocaína para España y lograron entrevistarse con Guzmán Loera en las montañas de Sinaloa.
“Se encontraron con un ‘Chapo’ muy diferente al que se creía, era un tipo rodeado de gerentes”, cuenta el especialista.
“Estaba el de rutas, el de producción, el de comercialización internacional y el de lavado. Le preguntó a los supuestos compradores dónde querían la droga y de qué parte necesitaban que se la enviara”.
Parte de ese estilo de negociar se narró en el reciente juicio contra Guzmán Loera en Nueva York.
En una de las audiencias se presentó una grabación de audio donde supuestamente “El Chapo” negocia la compra de seis toneladas de cocaína a un grupo vinculado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Le voy a comprar dos (toneladas) y vamos a dejar propiedades ahí al frente por todo lo demás”, se escucha en la grabación.
Submarinos
El modelo de negocios es una de las claves que ha permitido al cartel mantenerse, durante décadas, como una de las más poderosas organizaciones de narcotráfico del mundo.
Otra clave es su capacidad de innovar y adaptarse a las nuevas condiciones del mercado, dicen especialistas como David Pérez Esparza.
Cuando a mediados de la década de 2000 la producción de marihuana en territorio estadounidense se incrementó, el cartel de Sinaloa estableció decenas de laboratorios de drogas sintéticas en estados mexicanos como Jalisco, Sinaloa o Baja California.
En poco tiempo se convirtió en el mayor proveedor de metanfetaminas en el mercado estadounidense.
Después, cuando los consumidores de ese país demandaron otros productos, como heroína o drogas químicas más fuertes, la organización mexicana abasteció el mercado.
Según la DEA, actualmente el cartel es responsable de la mayor parte de los envíos de productos elaborados con fentanilo, un opioide utilizado originalmente para mitigar el dolor en pacientes con cáncer.
La organización suele modificar con frecuencia su sistema de distribución. En los años 90, por ejemplo, utilizaba camiones de carga o cientos de automóviles particulares para enviar la droga a Estados Unidos.
Luego construyó decenas de túneles en ciudades fronterizas, y después recurrió a empresas aparentemente legales para enviar los cargamentos en vagones de ferrocarril, según testigos en el juicio de Nueva York.
También modificó la estrategia para abastecerse de cocaína desde Sudamérica.
En los años 90 utilizaba avionetas, después lanchas rápidas y luego, cuando en los años 2000 el servicio de Guardacostas de Estados Unidos desplegó una operación especial en aguas internacionales, la organización fabricó botes semi-sumergibles para transportar la mercancía.
“Es como una gran corporación”, recuerda Islas. Es decir, el cartel de Sinaloa conoce su mercado… y suele consentir a sus clientes.
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