Sin médico ni medicinas desde hace 8 años, un poblado en el sur de Q. Roo
Pese a contar con dispensario médico, el poblado de la ribera del río Hondo carece de un doctor y de medicinas desde hace 8 años.
A pesar de que la comunidad de San Fernando cuenta con dispensario médico nuevo, desde hace 8 años no tiene médico ni medicamentos, a pesar de que se ubica a más de dos horas y a más de cien kilómetros de la zona rural del municipio de Bacalar.
En la localidad de menos de mil habitantes, vive Emiliano Poot May, quien reconoce que esta situación pone en riesgo a la población que, en su mayoría, son niños y adultos mayores, sobre todo durante la presente crisis sanitaria.
“Desde hace ocho años no contamos con un médico en la comunidad, por lo que cuando hay alguna emergencia tenemos que viajar hasta Bacalar o Chetumal, pagando hasta mil pesos de fletes, más las consultas y medicamentos”, lamentó.
Dijo que por la falta de empleo, la mayoría de jóvenes y jefes de hogar han tenido que migrar hacia otras zonas del estado, en las que hay más fuentes de trabajo, lo que agrava más la situación, pues aseguró que la mayoría de los habitantes de San Fernando son niños y adultos mayores.
Prohibido enfermarse
“Tenemos la población más propensa a enfermarse; sin embargo, no tenemos un médico que atienda diariamente, aquí está prohibido enfermarse, más porque a veces no hay dinero para salir a consultar afuera”, agregó.
Dijo que la precaria situación no hace acepción de personas como mujeres embarazadas, niños enfermos o ancianos diabéticos; quienes necesitan atención médica deben invertir mucho dinero.
“La realidad es que por la falta de medicamentos han fallecido personas de la tercera edad y niños porque no hay ni para una sutura o tratar una intoxicación, y al no haber médico se tienen que trasladar hasta Bacalar”, reiteró.
Ante esta situación, solicitó a la Secretaría Estatal de Salud (Sesa) que envíe médicos porque la situación no puede seguir así, ya que mucha gente de otras comunidades aledañas asistía a consultas a esta localidad, pues es la única de la zona que cuenta con un dispensario médico, cuyo costo para su construcción fue de más de un millón de pesos.
“Si no nos quieren mandar médicos, que nos manden aunque sea las caravanas de la salud, yo fui delegado y mandé decenas de documentos tanto al presidente municipal de Bacalar y a la Sesa, pero ninguno de los dos nos ha podido responder en tantos años”, dijo.
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