Cultural Internacional

Día Internacional para la erradicación de la pobreza: cambia el perfil

Este 17 de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, USO alerta acerca de su incremento en toda Europa

USO denuncia el estigma que existe sobre las personas en situación de pobreza, cuyo perfil ha variado mucho en los últimos años con un incremento de personas pobres con empleo y de personas pobres con estudios medios y/o universitarios.

La pobreza en Europa a través del indicador AROPE

Anualmente, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) elabora un informe en el que recaba los datos actualizados sobre la situación de estas personas. En su último informe revela un incremento de la pobreza a raíz de la pandemia y la actual crisis energética.

Tras la crisis económica y financiera de 2008, el número de personas en situación de pobreza o exclusión social (AROPE) se disparó a 123 millones en 2012 (24,7 % de la población). Lo que supone un aumento de 6,4 millones en comparación con 2008.

Desde entonces, la tasa AROPE ha empezado a descender, pero volvió a aumentar durante la Covid-19, sin que se vislumbre un horizonte de situación postpandémica. Un reciente informe de informe de EUROSTAT indica que en 2020 aumentó el número de personas en riesgo de pobreza o exclusión hasta un total de 96,5 millones de personas, el 21,9 % de la población europea. Si se compara con 2019 (95,6 millones), este número ha aumentado en aproximadamente 1 millón de personas.

La última publicación de EUROSTAT también revela que 75,3 millones de individuos estaban afectados por la pobreza monetaria en 2020, con el indicador AROPE estimado en el 17,1 % en 2020. Además, había 27,6 millones de personas que sufrían una grave privación material y social, y 27,1 millones de individuos de la población de la UE que viven en hogares con una intensidad de trabajo muy baja. No todos los grupos corren el mismo riesgo. La propuesta de informe conjunto sobre el empleo 2022 destaca que las familias con niños, las personas con discapacidad y los inmigrantes se enfrentan al mayor riesgo de pobreza y se vieron afectados de forma desproporcionada por la pandemia. En 2019, 19,6 millones de niños se enfrentaron a un riesgo de pobreza del 24,2 %.

Aumento de la pobreza laboral y del sinhogarismo en Europa

Las tendencias del informe señalan que, en algunos países, el crecimiento económico no está mejorando esta situación. El desempleo estaba en descenso hasta la pandemia, pero aumentó un 7,2 % en 2020 (desde el 6,8 % en 2019). Sin embargo, los últimos datos mensuales de Eurostat muestran que la tasa de desempleo ha disminuido al 6,4 % en la UE en diciembre de 2021. No obstante, observamos que esta estadística incluye las medidas de protección del empleo puestas en marcha por la mayoría de los países frente al impacto de la pandemia. En general, el desempleo empeoró en 2020 en la mayoría de los Estados miembros de la UE, y para países como España, Grecia e Italia, o que se han visto especialmente afectados por la pandemia y los desastres naturales, la tasa de desempleo es significativamente mayor.

Sin embargo, un empleo ya no es un camino seguro para salir de la pobreza. La tasa de pobreza laboral sigue siendo elevada (9 % en 2019), y sólo ligeramente por debajo de la cifra de 2008 (9,3 %).

Los costes de la vivienda siguen siendo un factor importante que agrava la pobreza de los hogares con bajos ingresos. En 2019, casi 1 de cada 10 hogares (9,4 %) se enfrentó a una sobrecarga de costes de vivienda (gastando el 40 % o más de su renta familiar disponible). Pero si consideramos la población en riesgo de pobreza, la tasa de sobrecarga del coste de la vivienda en 2020 fue significativamente mayor (37,8 %), con importantes disparidades entre los Estados miembros. Por ejemplo, en Grecia, el 82,5 % de la población en riesgo de pobreza estaba sobrecargada por los costes de la vivienda.

Mientras tanto, según el ICE 2021, el número de personas sin hogar está aumentando en toda la UE en todos los países y es especialmente alto entre las mujeres, aunque no hay datos comparables de la UE. En algunos países, el número de personas sin hogar ha aumentado entre las mujeres (más del doble en Suecia); entre los jóvenes (se triplicó en los Países Bajos de 2009 a 2018); los nacionales de terceros países (en Barcelona, España); los refugiados y los solicitantes de asilo (especialmente los niños en Alemania) y los niños (más de la mitad de los menores no acompañados en Grecia).

Al igual que el año pasado, la media de la UE sobre la pobreza también oculta una brecha bastante grande entre las tasas de pobreza de los distintos países de Europa. Según el Cuadro de Indicadores Sociales basado en los datos del SILC de la UE de 2020, los Estados miembros con mejores resultados son Chequia, Eslovaquia y Eslovenia, mientras que Bulgaria, Grecia, Rumanía y España se consideran en “situación crítica”. Lituania y Alemania se consideran “a vigilar”, mientras que la de Letonia se considera “débil pero mejorando”.

La pobreza en España: cambia el perfil de los pobres

En España, el informe de EAPN recoge que las medidas de contención se han mostrado eficaces a la hora de paliar buena parte de las consecuencias de la crisis. Las estimaciones realizadas durante 2020 mostraban que la tasa de pobreza relativa podía pasar del 20,7 % de 2019 al 22,9 %. Esto supondría un millón de personas más por debajo del umbral de pobreza. Ahora, con datos oficiales, se puede afirmar que la pobreza aumentó en unas 380.000 personas en términos absolutos.

Sin embargo, tampoco se debe hacer un análisis triunfalista. Grandes medidas como los ERTE no alcanzaron a toda la población, pues no llegaron a quienes tenían contrataciones con irregularidades o modos de supervivencia característicos de la economía sumergida (una situación muy presente en el sector servicios).

En 2021, un total de 13,1 millones de personas, es decir, el 27,8 % de la población española, estaba en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Esto representa un aumento de casi un punto porcentual con respecto al año pasado y supone la continuación de la tendencia ascendente en el año anterior.

Con respecto a 2015, año designado para la evaluación de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, el indicador AROPE se ha reducido 0,9 puntos porcentuales. Para cumplirlo, es necesario reducir la tasa hasta el 14,3 % (la mitad del 28,6 % registrado en 2015) en los 15 años de duración de la agenda. Como reflejan los datos recogidos por el informe, se ha llevado a cabo menos de la mitad de lo necesario para cumplir el objetivo de pobreza.

Cabe destacar el hecho de tener hijos como un importante factor de riesgo de pobreza y/o exclusión, algo que ya se viene registrando desde hace tiempo en los datos. Todos los hogares en los que viven niños, niñas y adolescentes tiene tasas más altas en los principales indicadores que en aquellos donde hay adultos solamente. Hay que subrayar especialmente la debilidad de los hogares monoparentales: el 54,3 % en riesgo de pobreza.

Por otro lado, el informe muestra una España dividida en dos mitades, en la que las regiones del norte tienen tasas bajas en los indicadores de pobreza y exclusión y, en su mayoría, homologables con los países más desarrollados de la UE. Las comunidades autónomas y ciudades del sur, por el contrario, muestran tasas muy elevadas.

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Cultural

Los ataques de la Alemania nazi que llevaron a México a entrar en la Segunda Guerra Mundial hace 80 años (y el momento transformador que generó para el país)Pero el suceso a la postre también representaría un parteaguas de una época transformadora para la sociedad y economía mexicana. “Si algo cambió la cara de México en el siglo XX, fue la entrada a la Segunda Guerra Mundial”, le dice a BBC Mundo el historiador César Valdez, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Y es que el hundimiento del Potrero del Llano -y otro buque más, el Faja de Oro, siete días después- llevaron al México de la preguerra, con un desarrollo lento, a industrializarse y sentar las bases de lo que hoy es un vigoroso intercambio económico con Estados Unidos. Una potencia con la que comparte frontera y que hasta ese entonces despertaba un gran sentimiento de antagonismo entre los mexicanos de la época. Los hundimientos México, al igual que muchos países de América Latina, se habían mantenido al margen de la Segunda Guerra Mundial desde que estalló el conflicto en septiembre de 1939. La postura entre los países de América Latina era de no intervención, aunque muchos gobiernos -entre ellos el mexicano- sí condenaron las invasiones de la Alemania nazi.La Alemania nazi de Adolf Hitler no mostró un plan claro para incluir a México en su bando, pero hubo algunos intentos de inteligencia. Pero el ataque de Japón a la base estadounidense de Pearl Harbor, en diciembre de 1941, cambió las cosas. Estados Unidos entró en la guerra y los países del continente comenzaron a enfrentar presiones para definirse. México, siendo el país a las puertas del territorio estadounidense, estaba en una posición compleja. “Estados Unidos hace un montón de informes de inteligencia y se los manda a México. Había nombres de empresarios, de políticos, de descendientes de alemanes”, señala Valdez. En esas circunstancias se dio el hundimiento de los buques petroleros mexicanos por parte de submarinos alemanes que ya tenían presencia en aguas cercanas a los países de América. El Faja de Oro sufrió una suerte similar al Potrero del Llano: el 20 de mayo, un submarino alemán U-106 hundió al barco en el estrecho de Florida y murieron 9 de los 37 tripulantes. “El hundimiento de los barcos mexicanos no es un caso aislado”, le explica a BBC Mundo el historiador Veremundo Carrillo-Reveles, del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM). “Hay toda una estrategia por parte del ejército alemán por tratar de cortar todos los suministros que se están enviando, de petróleo y de otros productos básicos, hacia Inglaterra”, añade.Barcos de Argentina, Brasil, Cuba, Colombia y Venezuela también fueron hundidos en el Atlántico. La declaración de guerra Ante la nula respuesta alemana a la exigencia de compensación por parte de México, el gobierno de Manuel Ávila Camacho pidió al Congreso una declaración de guerra. “Se declara que, a partir del día 22 de mayo de 1942, existe un estado de guerra entre los Estados Unidos Mexicanos y Alemania, Italia y Japón”, establecía el documento. “El 13 de mayo el ataque vino. No decidido y franco, sino desleal, embozado y cobarde, asestado entre las tinieblas y con la confianza absoluta en la impunidad. Una semana más tarde se repitió el atentado frente a esta reiterada agresión, que vulnera todas las normas del derecho de gentes y que implica un ultraje sangriento para nuestra patria”, le dijo el presidente Ávila Camacho a la nación.En los hechos, el país no esperaba ni tenía capacidad de enviar una fuerza militar al frentede batalla en Europa, Asia o los océanos, pues el ejército mexicano en realidad era muy limitado. Había unos 50.000 efectivos que no conformaban brigadas ni divisiones, y la aviación contaba con solo 25 aviones, por lo que no había posibilidades de abrir una ofensiva. La defensa del país era igual de limitada. “El país no tenía fuerza antiaérea para repeler cualquier ataque del Pacífico”, señala Valdez, pues la principal preocupación del momento era la llegada de Japón a las costas mexicanas. Si bien para EE.UU. era bueno contar con México entre los aliados, la endeble posición militar del país se convirtió en una situación de cuidado.La declaracón de estado de guerra de México se conserva en el Archivo General de la Nación de México. “Para Estados Unidos esto es terrible, porque desconfían plenamente del gobierno mexicano y de su ejército. Entonces lo primero que comienzan a hacer es a sugerirle a México que transforme determinados rasgos de sus fuerzas armadas”, explica Valdez. A través de la Ley de Préstamos y Arrendamientos, EE.UU. empezó a ofrecer recursos económicos, provisiones militares y asistencia técnica para reforzar la posición de México. “México modifica totalmente su sistema de defensa, creando tres comandos: Pacífico, Golfo e Istmo. Teníamos cubierta la posible invasión japonesa por el Pacífico, resguardando el petróleo en el golfo de México, y el Istmo por la posible entrada por Centroamérica”, explica Valdez. Una lanzadera de desarrollo Además del mejoramiento militar, México vivió a partir de la entrada en la guerra un momento único de desarrollo económico que transformaría la realidad del país en poco tiempo. Y es que el país entró en una época de industrialización que en los esfuerzos de guerra era muy necesaria para proveer a Estados Unidos y los aliados de recursos. “Fue un momento crucial para la historia del siglo XX mexicano, porque se acelera tu industrialización por las necesidades de la guerra”, explica Carrillo-Reveles.El presidente Manuel Ávila Camacho encontró una punto de apoyo importante para negociar con EE.UU. al ser México un país estratégico en la región. “Entran muchísimas divisas que ayudan a que el país tenga un despegue”, añade. Además, comenzó el programa “Braceros” que permitió a decenas de miles de mexicanos trabajar legalmente en Estados Unidos, lo que dio pie a la primera gran migración a ese país. “Se van a trabajar no solo en los campos agrícolas, sino también en los ferrocarriles, en la industria”. Estados Unidos no podía permitirse que el país vecino cayera en el bando contrario, por lo que le dedicó buena parte de su atención. “Probablemente hubo cierta dosis de presión norteamericana para entrar [en la guerra]. Pero lo que no deja de llamar la atención es cómo estos políticos mexicanos aprovechan ese contexto para lanzar económicamente a México, que va a irse consolidando en los siguientes años”, señala Valdez. En los siguientes 20 años, México vivió un crecimiento económico notable que llegó a llamarse el “milagro mexicano”.Estados Unidos dio la bienvenida a miles de trabajadores mexicanos durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de la guerra, “a México lo siguen viendo en el contexto internacional como un país de sombreros y pistolas”, dice Valdez. La vieja enemistad Más allá de los acuerdos políticos, entrar en la guerra no era algo popular para el pueblo mexicano. Una encuesta, de las primeras que hubo en el país, explica Carrillo-Reveles, mostraba que cerca del 70% de los mexicanos no apoyaba el que México participara en la Segunda Guerra Mundial. Y acompañar a Estados Unidos en un esfuerzo bélico era igual de impopular. En la década de 1930 se cumplió un siglo de la anexión de Texas por parte de EE.UU. y estaba por llegar el centenario de la guerra con Estados Unidos en la que México perdió la mitad de su territorio (1848). “Había un sentimiento histórico antiestadounidense muy fuerte, y también antibritánico, porque hay que recordar que después de la expropiación petrolera de 1938, Inglaterra rompe relaciones con México”, señala Carrillo-Reveles.Además, el gobierno mexicano enfrentaba inestabilidad política, tanto por los grupos opositores de los sectores de la izquierda, incluidos los comunistas, como de los derechistas, con grupos alineados a la ideología fascista. La guerra, sin embargo, fue aprovechada por el gobierno para cerrar flancos: “Surge la oportunidad de transformar el discurso de enfrentamiento político que provoca el cardenismo [del gobierno de Lázaro Cárdenas, 1934-1940] en una política de unidad nacional para los mexicanos”, indica Carrillo-Reveles. Y hubo una muy intensa campaña de propaganda gubernamental -apoyada desde EE.UU., advierte Valdez- para convencer a los mexicanos de las razones de estar con los aliados. “No hay secretaría de Estado mexicana que no haya impreso un cartel donde la bandera mexicana y la norteamericana aparezcan juntas. Pero no necesariamente creo que se haya diluido ese sentimiento en contra de Estados Unidos”, explica el historiador. El Escuadrón 201 en batalla Pese a las limitadas posibilidades de México, el gobierno envió un contingente fuera de su territorio: el Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Mexicana. Acompañó a la 5ª Fuerza Aérea de EE.UU. en su campaña contra el imperio japonés en Filipinas.El expresidente Lázaro Cárdenas, una figura fuerte del nacionalismo, sirvió para que el gobierno tuviera respaldo popular a la guerra. A pesar de la desconfianza de la contraparte estadounidense, los pilotos mexicanos ejecutaron ataques en picada peligrosos en julio de 1945 en los alrededores de Manila. Su participación se dio a solo unas semanas de que se produjeran los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki que pusieron fin al conflicto en Asia. “Fue una contribución mexicana en la medida de sus posibilidades”, explica Valdez. “Ellos entraron en acción de guerra, iban a combatir a los japoneses, tuvieron entusiasmo, tuvieron miedo, Estuvieron en guerra porque México estaba en guerra”, dice el historiador ante la concepción que se creó años después de que la participación mexicana fue simbólica. Aquellos pilotos mexicanos no tenían idea de que estaba por terminar la guerra del Pacífico con una operación altamente secreta para lanzar bombas atómicas.México participó en la campaña que encabezaba Estados Unidos en el Pacífico, en países como Filipinas. Pero más allá de lo que hizo el Escuadrón 201, Carrillo-Reveles destaca cómo México tuvo una contribución importante en la victoria de los aliados a través de todo el apoyo de fuerza laboral e industrial a Estados Unidos. “Contribuyen de manera muy importante a que la economía de Estados Unidos no pare y que pueda mantener incluso a flote a una Europa que está colapsada completamente”, señala. Por mucho tiempo circularon versiones sin sustento, señalan los historiadores, de que Estados Unidos fue el que hundió al Potrero del Llano y el Faja de Oro. “Hoy no hay absolutamente ninguna evidencia de que haya sido Estados Unidos”, apunta Valdez. En cambio, el tiempo mostraría que la guerra fue un momento transformador para México: “Y si se piensa, todo esto es producido por el hundimiento de un barco”.